#07 - HOJA DE RECLAMACIÓN / COMPLAINT FORM

Every animal is entitled to its small dose of demand. Either if it's for going out for a walk, for going to sleep or for eating.

The way of expressing that demand changes according to the animal. You see a dog wiggle around with his fastened tail and you know it wants something. Or when he starts throwing himself playfully, making haste to do what he wants. Then there is also the nervous and desperate bark that gets you into the fucking ears. The only thing you can shout is: You want to shut up already! But wait, do not shut up, but make it stronger. "For pimp me, human"

In cats it is different.

Odi can disappear throughout the day. You turn around and you realize that he has left you to go to bed to sleep. (If I were a cat, I would sleep at all times.) It does not have that need of overwhelm that the dogs do. For them humans are their servants, their slaves to satisfy their needs. They only want affection when they feel like it, and only demand when they feel like it. If you caress it gives a turn of head with a look of hate saying: but what do you do? Without touching! Let the air run!

But every requirement has its limit of waiting. The food is a clear example (Odi there is the most capricious): It has three key hours to give a canned food (if it were for him would eat the whole package of 8 cans). He knows what time he is fed. He waits; he rubs you by the leg demanding his ration.

But you ignore it.

Then the ritual begins. Meow slightly as he go from leg to leg. Then the ritual begins. Mute slightly as you go from leg to leg. He looks at you, opens his mouth and starts to meow again, but lightly. Like a warning sound. The problem is that you tell him to wait, that in a moment you will give it to him and he will have his food in the bowl. Then it starts to meow stronger, becoming like a long, deep bark. The demand goes to despair, and out of desperation passes the anger. "Give it to me for a fucking human."

You give it to him and he follows you like a puppy with his tail raised, if you want to fuck him a little, you stop and come back where you came with bowl in hand. You wait a second, and you see how it turns back toward you that cry of despair. Sometimes even scared of him hoarse and deep sounding his mewing. You leave the bowl on the ground and then all that desperation, anguish and anger, goes into a state of ecstasy where purring at every bite.

Once finished, the cat disappears and when you realize you see that cat have removed the sofa and has been cuddled in your place.

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Todo animal tiene derecho a su pequeña dosis de exigencia. Ya sea por salir a pasear, para ir a dormir o que le des de comer.

La forma de expresar esa exigencia cambia según el animal. Ves a un perro moverse dando vueltas con el rabo acelerado y sabes que quiere algo. O cuando empieza a lanzarse juguetón, metiéndote prisas para que hagas lo que él quiere. Luego también está el ladrido nervioso y desesperante que se te mete en los putos oídos. Lo único que puedes gritar es: ¡Te quieres callar ya! pero ojo, no se calla, sino que encima lo hace más fuerte. “para chulo yo, humano”

En los gatos es diferente.

Odi puede desaparecer durante todo el día. Te das la vuelta y te das cuenta que te ha abandonado para irse a la cama a sobar. (Si fuera gato, también dormiría a todas horas) No tiene esa necesidad de agobio que hacen los perros. Para ellos los humanos son sus sirvientes, sus esclavos para satisfacer sus necesidades. Solo quieren cariños cuando a ellos le da la gana, y sólo te exigen cuando le apetece. Si lo acaricias da un giro de cabeza con mirada de odio diciendo: ¿pero qué haces? ¡Sin tocar! ¡Qué corra el aire!

Pero toda exigencia tiene su límite de espera. La comida es un claro ejemplo (Odi ahí es de lo más caprichoso): Tiene tres horas claves para darle un tercio de lata (si fuera por él se comería todo el paquete de 8 latas). Él sabe a qué hora se le da de comer. Lo espera, se te restriega por la pierna exigiendo su ración.

Pero lo ignoras.

Empieza entonces el ritual. Maúlla ligeramente, mientras va de pierna en pierna. Te mira, abre su boquita y vuelve a maullar, pero ligeramente. Como un sonido de advertencia. El problema es que le dices que se espere, que en un momento se lo darás y tendrá su comida en el cuenco. Entonces empieza a maullar más fuerte, llegando a ser como un ladrido largo y profundo. La exigencia pasa a la desesperación, y de la desesperación pasa el cabreo. “Qué me lo des de una puta vez humano”.

Se lo das y te sigue como un perrito con la cola en alta, si quieres joderle un poco, te paras y vuelves por dónde has venido con cuenco en mano. Esperas un segundo, y ves como vuelve corriendo hacia ti vuelve ese alarido de desesperación. Incluso a veces hasta asusta de lo ronco y profundo que suena su maullido. Le dejas el cuenco en el suelo y entonces todas esa desesperación, angustia y cabreo, pasa a un estado de éxtasis donde ronronea a cada bocado.

Una vez acabado, desaparece y cuando te das cuenta ves que te ha quitado el sofá y se ha sobado en tu sitio.